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El Ateneo


Hace ya muchos años, canté en el antiguo Ateneo de Caracas, una casa colonial hermosa, allí en Los Caobos. Comenzaba mi carrera como cantante, me acompañó en esa oportunidad mi querida maestra Nina de Iwanek. El concierto lo organizó otra mujer de la cultura, inquieta, inteligente, llena de amor y música, Aura Sarabia, la madre de otra querida artista, que de tanto quererla por lo que nos ha brindado es simplemente nuestra Tania Sarabia. Mi repertorio en esa ocasión abarcaba desde la Melodie Francaise, arias de óperas , lied y música española,cantaba ciertamente por primera vez las Siete Canciones Populares Españolas, de Manuel de Falla, y terminaba con el Araguaney, de LF Ramón y Rivera, y del cual la profesora Iwanek se sentía especialmente orgullosa, por su impecable ejecución, difícil, para cualquier extranjero, pero no para ella. Lo recuerdo todo tan nítidamente, y sin saber exactamente cuanto tiempo ha transcurrido de eso, pueden darse una idea si les digo que ni siquiera pensaba en casarme y ya mi hijo tiene más de 28 años. Fuí tan feliz esa tarde, Aura me abrazaba y felicitaba y me aupaba a seguir, mi madre Carmén Inés, me miraba llena de orgullo y yo, después de sortear todas las dificultades de ese exigente recital, sonreía al fin tranquila y agradecía con emoción los aplausos que el público me brindaba. En el Ateneo, el antiguo Ateneo…
Ya no se cuántas veces me he presentado en el Ateneo de hoy, con obras de teatro, conciertos, ensayos, caféconcerts, ah! si, allí se me cumplió un sueño muy querido, fue hace poco, con el maestro Aldemaro, él era el artista a quien todos fuimos a ver y admirar y al final invitó a las cantantes que éstabamos en la Sala de Conciertos, a subir al escenario y cantar sus canciones. Qué momento sublime! Maria Teresa Chacín, Rosa Virginia, Elisa Soteldo, y otras más, subimos y Aldemaro tocó el piano y yo canté "Quinta Anauco", mi corazón bombeaba con fuerza por la emoción y la lágrima a punto de salir, una de mis canciones favoritas, quizás no signifique nada para nadie, pero para mí era alcanzar y ver el cielo, allí en esa sala del Ateneo…El Catire, Tonta, gafa y boba, y otras canciones del Maestro que pronto después emprendería su vuelo, dejando en nuestros corazones ese recuerdo vívido e imborrable. Y eso pasó allí en la sala de Conciertos del Ateneo.
El agradecimiento es algo que nos proporciona paz, alegría, un estado de gozo profundo. Nos abre el camino a la abundancia y la prosperidad interior. Amo mi país, amo su gente, amo sus artistas, amo al público que ahora va con más entusiasmo y asiduidad al teatro. Que orgullosa me siento de pertenecer al gremio artístico venezolano, independientemente de los contínuos debates, derechos de réplica, discusiones. Allí precisamente está lo interesante, creativo y hermoso. Cuántas veces el Ateneo de Caracas ha acogido sin diferenciaciones a todos aquellos que necesitaron de un lugar para debatir y unirse en la defensa de sus ideas, pero sobre todo de la defensa de los derechos humanos, de los derechos de los artistas, de las personas, derechos que no debieran defenderse, sino cumplirse. Cuando hablo de agradecimiento lo hago con toda la intención, por el momento crucial que todos estamos presenciando y que ha congelado nuestra sonrisa y ha paralizado por un instante nuestro corazón sensible. Desalojan el Ateneo, es como si a un noble anciano, amado por todos, lo sacan de su casa y lo someten al abandono, sin darle siquiera las gracias, un noble anciano de 77 años. El chance político que seguramente dibuja una risa maquiavélica en los ejecutores de tan vil acción. ¡Jaque mate!, deben haber gritado, llegó la hora de demostrarles a esos ciudadanos de pacotilla, que no nos duelen ni nos importan, que nos vamos a apoderar de ese edificio. ¡Qué Tania Sarabia, Aldemaro, Fedora Alemán, Ramia, Fernando Gómez, María Teresa Castillo, Miguel Otero, etc, artistas y grupos de teatro, instituciones, de Mier…, nos importan, ! Les llegó la hora, les cerramos el cerco, qué felices somos! Quiénes son, quién los conoce, pero qué se creen, ellos piensan por ellos, tienen ideas propias, no se dejan convencer, en cambio los que están conmigo tienen un solo pensamiento, el mío y eso basta. A firmar esa carta, Araque, te toca a tí el ilustre momento histórico de desalojar el Ateneo, déjamelo libre de personas, cosas, y en perfecto estado, para mis acólitos, Lina ya lo inspeccionó y me lo dejó impregnado de su odio, y con el mismo gas del bueno que yo uso…!!
Gracias, mi País, por haberme brindado oportunidades, de estudio, formación, cultura y trabajo. Gracias por haber acogido en tu seno tanta gente buena venida de otras latitudes, gracias porque aún en tu vientre renace día a día la esperanza, eres pródiga, exhuberante y hermosa, Venezuela. Cuna de grandes hombres y mujeres de los cuales el Mundo, allá afuera, ha reconocido su valía y aporte luminoso a la Humanidad entera. De tí surge la semilla de los jóvenes de hoy, inteligentes, honestos, valientes y claros de mente y espíritu. Que no se doblegan ante el mal, sino blanquean sus manos para demostrar Amor del bueno. Gracias por todo eso, Tierra Amada, Fecunda, Libre, Democrática.
Ateneo de Caracas y todas las personas que laboran allí, desde su Cuerpo Directivo, hasta sus amorosos técnicos, vigilantes, personal de oficina, jefes de sala, a esos jóvenes que reciben al público en cada representación y los ubican en sus respectivos puestos, con cordialidad y respeto me dirijo a ustedes, para agradecerles su esfuerzo, entrega y hospitalidad. Gracias a esos seres silentes que habitan en sus salas, las musas, los duendes y las hadas que pernoctan en la sala de Conciertos, la Anna Julia Rojas, la Horacio Peterson, la Margot Benacerraf, la Librería, la Vidriera de los sueños de mi amado artista Jesús Barrios. Gracias, gracias.

Violeta Alemán.

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