Algo curioso; al leer el programa de mano de “Trastos Viejos”, pieza escrita por Javier Vidal y estrenada hace un par de semanas en la Sala Rajatabla por el más prestigioso colectivo artístico teatral del país y aun del ámbito latinoamericano, como lo representa la Fundación Rajatabla (creado por el desaparecido esteta y director argentino – venezolano Carlos Giménez ), nos descubre rápidamente particularidades contextuales, ideológicas y hasta, ¿por qué no? extragrupales.
Rápidamente y sin orden. Un autor no ligado al grupo Rajatabla que escribe una pieza de carácter “ficcional” donde el tema se urde sobre el drama del olvido y de los olvidados. Pieza rubricada por Vidal en 1998, cuyo argumento coloca a dos viejos españoles que, apartados de familia, amigos y mundo, son caras disímiles de una percepción de los duros rostros socio político de los años de la guerra civil española y de la ominosa II Guerra Mundial. Dos seres, dejados, arrumados, que anhelan afecto, que lloran por amores rotos, escupidos por una dura realidad que se ensaña en ellos por medio de un pariente / conocido atrapado en el bajo mundo de la droga. Un canto de dos amigos que se complementan. Texto hermoso. Bien articulado en su estructura interna. Pieza que exuda dolor de su autor ya que, tras la estructura profunda de trama y diálogos, el autor asegura que hay ecos o –diría yo: “reflejos de espejos”- de sucesos íntimos vividos de forma “sangrante” por Vidal. Historia no documental, no trasnochada sino enfática, aguda y feroz sobre el exilio que puede tener un artista ante sí y frente a otros. Texto urdido sobre anécdota en tiempo de arribo del año 2000. Y, para más curiosidad: una puesta en 2006 que permite escuchar y aquilatar su vigencia tras esos seres / recuerdos que laten como desarraigos emocionales del pasado.
Claro ejemplo de teatro bien resuelto en su escenificación por la impecable dirección de José Domínguez Bueno que aprehendió la sustancia teatral de Vidal. Un excelente trabajo artístico, de alto tenor de composición de personajes y situaciones dado por Paco Alfaro y Germán Mendieta que sumaron puntos para el arte histriónico. El soporte creativo de Silvia Inés Vallejo en la concepción de vestuario y escenografía fue trabajo impecable, limpio, sereno. Iluminación asertiva y de atmósfera de David Blanco. Una concordante producción que eleva a uno de las acabados trabajos teatrales de este 2006. ¡Hay que verla y disfrutarla!
Carlos E. Herrera