Hoy es 27 de Marzo, Día Mundial del Teatro, así fue decretado por la UNESCO con sede en Paris. Los teatreros estamos felices porque es nuestro este día. Pero resulta que los que respiramos la maravillosa experiencia teatral como una manera de estar vivos, decidimos que todos los días de nuestra existencia es el día mundial del teatro. Los actores de tablas y diablas desde muy jóvenes, más bien desde niños, soñaron con representar algún personaje de la literatura que los arrullaba, muchas veces tenían como público a su propia familia, que disfrutaban viendo al tripón desdoblarse en alguna diablura. Desde las fiestas al Rey Dionisio, cuando los hombres se vestían mitad humanos, mitad bestias, mientras bailaban pisando las uvas para luego beber el vino que los emborrachaba, el teatro era la manera mas explícita de representar la cotidianidad, los jóvenes se convertían en los comunicadores de entonces, se adoraban a los dioses, se informaba sobre lo reciente y lo histórico, la gente se informaba, reían y lloraban, comunicación pues…
En más de cien países en el mundo los actores aprovechan para compartir con el público sus experiencias, ese cara a cara tan vital que enriquece a ambos, porque el teatro es retroalimentación, un público sin actores no existe, e igual a la inversa. Como agradece un artista de tabla y diabla la presencia masiva de caras sonrientes que al final de cada representación lo envuelve con aplausos. Y es precisamente un 27 de Marzo pero del año 1955, cuando se celebró en París el Primer Festival de Teatro, y para conmemorar ese hecho feliz el delegado de Finlandia solicitó decretar ese día, como el Día Mundial del Teatro.
En muchos países los artistas leerán los mensajes correspondientes y nos daremos un abrazo tan grande que abarcará a nuestro mejor escenario, la tierra.
El teatro da para todo, hay quienes lo usan como arma política, por ejemplo hace unas cuantas lunas, en los sótanos de la Universidad Central de Venezuela, en la sede del Teatro Universitario, el maestro Luís Márquez Páez dos horas antes de cada ensayo, hablaba de marxismo-leninismo y de cómo Federico Engels, a pesar de ser millonario creía y apoyaba a Carlos Marx. Había que llevar todo aquello al escenario, que el público entendiera que se le explotaba, que el capitalista era el enemigo, mientras, en Chacaito, Bulgaris – González llenaba las salas teatrales de la zona hasta la última butaca con obras como ACELGAS CON CHAMPAÑA entre otras.
Es que el teatro da para todo y en este país maravilloso que se llama Venezuela, existe público teatrero bravo, bueno, entendedor, cómplice. Además de que el teatro conmueve, arremete, resalta las virtudes del hombre, pero también lo acusa, lo delata, lo desnuda tal cual es ante la mirada escrutadora del espectador, el artista recibirá su recompensa ni más ni menos sólo la que le toque. Ni siquiera la tecnología ha podido con las tablas, se decía que la televisión, el cine, y más recientemente el Internet le darían la estocada a las manifestaciones dionisíacas, pero se cayeron de esa mata de coco, el teatro se impone cada vez más, porque es transpiración conjunta, es vida, es comunicación directa, es comunicación social, arte ni más ni menos…. CARAJO, QUE VIVA EL TEATRO…..
Franklin Virgüez
Franklin Virgüez
