Los recitales de poesía resultan poco comunes en la agenda del caraqueño. Sin embargo, las librerías o las bibliotecas ya no son los únicos espacios donde se puede ir a escucharla. El ciclo Poesía en boca de todos tomó un riesgo y se trasladó por segunda vez a la sala experimental del BOD-Corp Banca Centro Cultural por cuatro domingos, para darle una dosis de sentimiento a las letras que a veces quedan olvidadas en los libros que no se pudieron revisitar.
Da curiosidad el solo hecho de estar en la intimidad de una sala pequeña, a poca luz, con libros. Y que los poemas escogidos para compartir entre amigos, sean los favoritos de una selección de artistas que el público general admira en diferentes áreas: la plástica, la caricatura, el periodismo deportivo, la música… Fueron Javier Vidal, Nitu Pérez Osuna, Ibéyise Pacheco, Alejo Felipe, Mari Montes e Ibsen Martínez quienes se adentraron en el mundo subliminal de la metáfora y le hicieron entender al espectador que esa condición humana que está impresa en un libro significa algo más: la inspiración, el recuerdo, la historia.
Poesía en boca de todos concluyó el 21 de julio con la reunión de dos desconocidos que intercambiaron su obra en versos y canción. Luz Marina y Willy McKey definieron su territorio a cada lado de la sala y cantaron. Ella, los temas que popularizó en los años ochenta, como “A Flor de Piel” y “Sé Qué Tu Sientes”. McKey, en cambio, recitó la mitad de una Elegía sonora al hombre del Caldas, en honor a Simón Alberto Consalvi. Minutos antes, había leído un pedazo de su nuevo material, titulado Catia tiene melao. Junto a él, estuvieron tres músicos que hacían los coros inspirados en un tweet de Consalvi, que escribió el 11 de marzo de 2013, horas antes de su fallecimiento: “Vendo mis acciones en la Gaceta Oficial. Recibo bolívares”. De esa frase se desprende toda una historia que tiene que ver con la historia contemporánea de Venezuela. Porque si de algo es sinónimo SAC, es de la historia del país.
El contrapunteo de poemas incluyó lecturas de grandes como Luis Alberto Crespo, Antonio Gamoneda y Roberto Juarroz. De este último, Luz Marina leyó unos versos que acompañó con el sonido de una guitarra:
“Detener la palabra un segundo antes del labio
Un segundo antes de la voracidad compartida
Un segundo antes que el otro”.
Entretanto, Willy McKey describió la Caracas de antaño, con la protesta de fondo:
“Cuando llegaste a Caracas, esta ciudad era otra,
Menos aceras rotas, menos plomo y alharacas
Más cantos de guacharaca y azulejos que volaban
Cuando permiso le daban a gendarmes necesarios
y el civil parasitario
ay, qué distinto sonaba”.
El caos de la Caracas que no tiene tiempo para detenerse en la lectura se volvió mito en hora y media de recorrido sonoro.
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Marcy Alejandra Rangel