Dentro de los montajes que ofrece el Teatro Trasnocho está “Los Navegaos” de Isaac Chocrón. Un espectáculo que cuenta con la pulida dirección de Michel Hausmann para Producciones Palo de Agua quien con esta reciente pieza chocroniana retoma la temática de la familia escogida, ya antes vista en otras piezas de su dilatada producción.
Chocrón ha sido dramaturgo referencial del teatro venezolano contemporáneo y etiquetado como parte de la “Santísima Trinidad” conformada por Cabrujas y Chalbaud. Sus obras calificadas como “comedias burguesas [en apariencia] intrascendentes” se sostienen por su perspicaz trabajo con el lenguaje, la economía del diálogo y un humor reflexivo que le ha colocado desde 1959 como rubricador de piezas como, “La Máxima Felicidad” o “Escrito y Sellado”. Un hito del teatro nacional que ha desarrollado dentro de su producción dramática una línea de “subjetividad de la vida personal” en la cual explora el teatro autobiográfico siendo su centro polar, la familia y de ahí, derivar posturas de correlación del individuo con el país y su acontecer.
Hausmann asume con pertinente ojo artístico la escenificación de “Los Navegaos”. Montaje asentado en mostrar la historia de tono cotidiano de dos cincuentones retirados en la Isla de Margarita que van y vienen a tierra firme, tratando de superar sus achaques y sostener una visión de vida que se ve sorprendida con la inesperada llegada del joven sobrino de uno de ellos. Su aceptación les cambiará su distendida tranquilidad, solamente entendida por su doméstica Luz.
La dirección deja que el texto discurra por sí mismo. Propone un montaje meticuloso y sin efectismo. Permite que el ritmo de la comedia marque la profunda fuerza de una trama íntima como extrapersonal. Cada personaje quedó sobriamente manifiesto por el personal trabajo compositivo dado por Javier Vidal, Juan Carlos Gardie, Annabelle Brun y Juan Carlos Alarcón, quienes saben que lo vital era la modificación de un personaje sobre el otro y dejar el sobreentendido que tras la aparente tormenta de sus laxas relaciones existen conflictos que generan un “misterio” que va más allá de la metáfora de la isla donde están radicados. Entre estos “navegaos” que van y vienen como los que hacen (o harán) vida definitiva en tierra insular, a la postre comprenden que solo son extensión del complejo valor de la familia escogida. He ahí la reflexión que cada quien como espectador deberá tomar para sí de este montaje.
Carlos E. Herrera