El grupo Puertoteatro (Edo. Anzoátegui) ha asumido con honestidad y claro sentido de lo que desean hacer con la escenificación de “Un Singular Baño de Caballeros” texto del dramaturgo y director Pablo Ramírez (1955). Un inquieto teatrista con más de 25 años de furibunda pasión por el teatro venezolano. Con facetas disímiles se ha bifurcado entre lo dramatúrgico y lo poético. También ha consolidado junto a su compañera de vida -la dramaturga y directora, Nelly Villegas– el caro proyecto institucional y colectivo de este grupo y su sede radicado en la pujante ciudad turística de Puerto la Cruz. También ha incursionado en la vertiente histriónica y editorial, en la docencia y gerencia cultural. Un hombre de teatro que califico de piedra angular del quehacer artístico cultural del oriente del país.
A propósito de haberse realizado del 10 al 20 de Agosto la exitosa VIII edición del Festival de Teatro Infantil “José G. Romero”, la Fundación Puertoteatro incluyó un extra para el público adulto. Cuatro funciones de esta pieza cuya exploración temático argumental se abre hacia lo cotidiano que ocurre entre los seres que van y vienen dentro del ámbito de un baño inserto en un bar de dudosa reputación. Allí, bulle un microcosmos donde personajes quedan desnudados en situaciones que ofrecen al público, el incisivo drama del poder – manifiesto en muchas facetas- y que actúa como detonante para hacer chocar y contrastar intereses de una sociedad en crisis moral y afectiva. Del diputado corrupto al mafioso inescrupuloso, de la fogueada guardabaños a la honesta mirada que da su compañera de labor a ese maloliente mundillo, hasta panearse por un abigarrado espectro de especímenes que, quizás en el fondo, son sólo marionetas de esa “necesidad de reivindicarse” ante el resto.
Una comedia ¡si!, pero aguda y mordaz. Un texto que recuerda la pieza de Rodolfo Santana, “Baño de Damas” pero trabajada por Ramírez con otro sentido e inflexión. Una puesta con ribetes de hiperrealismo. Una gran plantilla actoral entregada a componer sus papeles y ganaron rápidamente la empatía y aplauso del público quien les respaldó con aforos copados. Un espectáculo que debe redondearse en ritmo, unificarse en el desempeño de algunos de sus histriones y quizás, ajustarle debilidades de ciertas escenas. Con todo, el espectador sale complacido. Son un gran grupo – en números – de actores y actrices quienes conforman ese equipo artístico y técnico que se sumergió con solvente entrega a concretar el desafío espectacular de “Un Singular Baño de Caballeros”. Apuesto por ellos en que este montaje deba ser mostrado en otros festivales e, incluso, hacer temporada en Caracas.
Carlos E. Herrera
